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sábado, 8 de septiembre de 2018

Conceptos invertidos y paradojas

Conceptos invertidos y paradojas.
En la materia Taller de Comunicación Institucional y Comunitaria, vimos el film de Pablo Trapero “Elefante Blanco” y se dio como tarea realizar un texto que exprese lo que pensaste y/o sentiste al ver los hechos vislumbrados.
A partir de la película llegue a la conclusión que la gente que vive en la villa tiene sus conceptos invertidos. Hay personas que se arruinan completamente la vida entrando en las drogas, o arruinando la vida de alguien más vendiendo, pero defienden al vendedor porque les da trabajo. También se puede notar como desprecian totalmente a la Policía, y la agreden si tienen oportunidad, porque si, porque molestan. ¿Cómo es que se les cambia el concepto de bien y mal? Crecen en un ambiente donde desde chicos te muestran una realidad invertida, una realidad que nadie quiere ver, nacen en un lugar inhabitable, ven como sus padres o vecinos se drogan, como el de la esquina vende. Su alrededor le transmite el odio hacia los de afuera, hacia la policía. Es obvio que los traficantes de droga no quieren a la Policía, pero defienden a muerte su trabajo, porque consideran que arruinarse la vida o a alguien más es un trabajo como ser panadero. ¡Qué paradoja! Defienden al que oscurece sus futuros. También otro gran chiste cósmico es la Iglesia, no la creencia en sí, sino más bien la institución y las personas que lo ejercen, los de alta posición. En la iglesia la gran paradoja es su dualidad, como algunos les importa sus intereses, o están en contra de actos que ellos mismos practicaron en el pasado en nombre de Dios, y luego está la otra parte que con humildad, y realmente siguiendo lo que su Dios les dio, sin maldad, ayudan al otro sin esperar reconocimientos, ni dinero.
  La película muestra todas esas ironías, y no es un mundo aparte, es Argentina, nuestro país. También es cierto que la gran mayoría de las personas tenemos miedo y generalizamos, para todo. Somos conscientes que la mayoría de esos “villeros” son los que roban y matan, pero ¿Qué hacemos con la minoría que realmente quiere salir adelante y no tiene los medios? ¿Lo condenamos a que sea visto como otro chorro? Como para todo lo que ocurre en la gran paradoja que es Argentina, condenamos a la parte sincera entre lo malo, porque se mueve dentro de lo malo. Vemos a un compañero que vive en la villa y estudia en nuestro curso, y todos guardamos bien los celulares, por las dudas. Dudamos de la sinceridad de todas las personas. Partidos políticos, “Se hacen tus amigos para llevarte a las marchas” si, puede ser, pero olvidamos que hay partidos políticos que ayudan en comedores. Olvidamos que no todo está perdido, aunque parezca, aunque lo sintamos así.
 El miedo nos abunda, pero se trata de perderlo. Ahora, más que nunca, hay que unirnos y romper esas paredes que nos dividen del otro, y ayudarnos, entre todos. Tener empatía, con el de al lado, con el que no puede y no dejarnos invadir por el rencor del “A mí nadie me regaló nada”, salir de la burbuja, abrir los ojos a otras realidades, practicar la empatía. Cambiar tu forma de pensar para bien, respetar que no todos opinamos igual, escuchar otras experiencias de vida, otros pensamientos, enriquecerse conociendo y haciéndose conocer. Que todo sea mutuo, con respeto y empatía. No todos nacimos en una familia de bien, en un barrio de bien. No todos tomamos buenas decisiones, o buenos caminos. Pero, podemos encaminarnos si nos ayudamos entre todos a salir adelante, porque haciéndolo por separado nunca vamos a llegar a ningún lado. Es mejor que caminar solo, caminar rodeado de gente que tiene las mismas ganas de avanzar que nosotros. Unirnos es la única manera.



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