Joaquín Martínez, oriundo de Alberti, es bailarín y desde España, donde vive actualmente, nos cuenta su trayectoria desde que comenzó a bailar hasta la actualidad.-¿Cuándo comenzaste a bailar y descubriste que te gustaba?
-Comencé a bailar folklore Argentino a los 9 años con la profesora Mirta Diano. Y lo descubrí por un amigo que iba, desde ese día no dejé nunca de hacerlo. Hasta el punto que ya es parte de mi vida.
-¿Cuándo te diste cuenta que querías dedicarte a ser bailarín?
-Me di cuenta que quería dedicarme a ser bailarín a la hora de decidir qué hacer, como ya tenía transitado el camino de la danza, decidí seguir.
Es un lugar muy agradable el ámbito artístico. Cada día fui reafirmando que el arte es enriquecedor.
En Buenos Aires hice la licenciatura en danza teatro.
-¿Recibiste apoyo de tu familia/amigos?
-Sí, tuve el apoyo incondicional y creo que nada hubiera sido posible sin ellos, ya que me apoyaron tanto en lo económico como también estando presentes en cada paso que daba.
-¿Qué tipo de género/ritmo realizás?
-Inicié con danza folklorica, hago tango y danza contemporánea. Después he hecho un montón de disciplinas como clásico y jazz, he hecho acrobacias sobre tela. De todo.
-¿Dónde estudiaste?
-Estudié en la UNA (Universidad Nacional de las Artes) pero cuando audicioné por primera vez, no entré porque tenía un nivel muy básico de clásico y en ese momento, en Alberti, no enseñaban. Entonces, al siguiente año fui a Buenos Aires a formarme en dicha disciplina y en 2012 logré entrar. También ese mismo año entré en la compañía de contemporáneo. Eso fue una experiencia muy buena porque tuve la oportunidad de conocer muchos maestros coreógrafos que son muy famosos.
Sabemos que Joaquín tuvo el honor de bailar en unos de los teatros más famosos del mundo.
-¿Cómo llegaste al Teatro Colón?
-Bailé en varios lugares de Buenos Aires. Dentro de la universidad de la UNA existen compañías. Entonces cuando ingresás, siendo alumno, podés audicionar y eligen un grupo de personas. A mi me eligieron y estuve dos años.
-¿En qué momento fuiste a Europa?
-Estuve 10 años viviendo en Capital Federal y luego viene a Europa. Por primera vez en el año 2018, a Italia, porque fui convocado por un bailarín argentino para bailar en la ópera Maria de Buenos Aires y ese fue el primer contacto que tuve en suelos europeos. Estuve solamente tres meses. Claramente me encantó. Cuando volví a Argentina sentía que quería regresar a Europa pero con una apuesta un poco más grande entonces saqué una visa Working Holiday. Los jóvenes la tienen que conocer y saber que existe. Aunque actualmente están congeladas por la pandemia.
-¿Qué recuerdos tenés de la escuela secundaria?
-Tengo muy buenos recuerdos de nuestro colegio. Maestros y personas muy geniales, otros quizá no tanto (ríe). Pero bueno, eso es normal. Uno tiene más vínculo con ciertas personas que con otras. Yo la verdad que no era alumno de diez porque siempre fui muy inquieto. Me acuerdo que una vez que me llevé una materia, le decía a la profesora que por favor me aprobara porque yo iba a estudiar danza.
Seguro debe haber algunos maestros que se acuerden de mi ya que cada vez que había un acto tradicional, de folklore, siempre era yo quien bailaba.
-¿Participabas en los bailes de la semana de la juventud?
-Claro que participaba en los bailes, yo era el encargado de armar la coreografía, aunque también el resto opinaba, pero sí es verdad que yo era el que traía alguna idea diferente, porque justamente era mi lugar donde podía explayarme. Disfrutábamos mucho de hacerla, le poníamos muchas ganas. Creo que uno aprende tanto, es hermosa la semana, ya que saca las facultades de cada uno y eso me parece maravilloso. Cada uno encuentra algo para hacer, el que es bueno para las manualidades, para escribir, cantar, correr, jugar, saca a flote las facultades de cada uno y no hay jerarquía, cada uno es importante, en el rol que ocupa.
-¿Extrañás Alberti?
-Claro que extraño Alberti, y su gente, pero no es algo que me inquiete demasiado porque se que en algún momento voy a volver y reencontrarme con mi familia y amigos. Lo que más extraño es a mis hermanos, sinceramente. Pero bueno es una etapa que quiero aprovechar, creo que el momento es ahora. Aquí se esta muy bien, el nivel de vida es diferente. En todo este año hice un montón de viajes increíbles.
Soy un afortunado, y todo se lo debo al Tango. España es casi como estar en casa, por el idioma, su gente. Ahora mismo uno de mis objetivos es poder conseguir una residencia, pero para eso es necesario estar tres años sin salir del país y hay que demostrarlo. No es fácil, pero tampoco imposible. Así que voy por eso o la otra opción es casarse con un español o española (ríe).
-¿Por qué decidiste ir a vivir a España?
Elegí vivir en España por el idioma y por lo que te estaba contando, que es casi una invitación venir a vivir aquí, solo que se necesita mucha paciencia y confianza. En otros países es más difícil. Además que mi pareja vive aquí también.
-¿Tenés familia en Europa?
-No, no tengo familia en Europa, estoy con mi novia, mi familia de sangre vive en Argentina.
-¿En tu familia alguien bailaba?
-Nadie bailaba, pero mi abuela por parte de mi mamá amaba el folclore, en los festivales de Cosquín se quedaba hasta el amanecer viendo los grupos de danza y música. Creo que de ahí viene la semilla que me llevó a este lugar donde estoy hoy en día... También tengo a mi primo Rodrigo Flores que es un gran artista, dibuja y pinta que alucino.
-¿Fuiste juzgado por elegir ser bailarín?
-Que buena pregunta (ríe) Emm no, bueno quizá en alguna ocasión pero la verdad que creo que tengo bastante personalidad y soy muy seguro de lo que soy. Entonces jamás me ha molestado. No me influye demasiado, me da igual.
-¿Cómo es tu vida siendo bailarín?
-Mi vida siendo bailarín me encanta (ríe). Si bien quizás es difícil encontrar una estabilidad pero tiene algo muy lindo, porque por momentos es como un salto donde pasan muchas cosas. Es un sube y baja. Le debo tanto al tango porque la gente se encariña mucho. Muchos alumnos se encariñan conmigo. Muchas oportunidades. Todo lo que he viajado es gracias al tango. Tengo unos amigos que son mayores, es una pareja de abuelos, que viven en Suiza. Cada vez que vamos, nos dan alojamiento, nos llevan para acá, nos llevan para allá. Son divinos. De repente tengo familia, alumnos que aprecian lo que hago. Incluso lugares a dónde voy a bailar y te atienden como un rey, te agasajan.
Estoy con un grupo folclórico argentino y fuimos a bailar a un pueblito de acá, que no recuerdo el nombre. Cuando terminamos, fuimos a saludar el intendente de ese pueblo, estaba alucinado con nosotros entonces nos invitó a cenar. Cuando fuimos nos atendió él. Nos traía de todo, rabas, ensaladas, pescado, hamburguesas, vino. De repente te sentis agasajado y el que te está atendiendo es el alcalde, es un lujo. Son cosas que creo que solamente te puede dar el arte. Después otra cosa muy linda es ganar dinero en la calle, bailando, que solamente necesitás un parlante y parar en una esquina, ponés una gorra y empiezas a bailar. Ganás plata en el momento.
-¿Cuando comenzó la pandemia cómo hiciste con tu trabajo? ¿Dabas clases online?
-¡Ay cuando empezó la pandemia, por favor! Bueno, hacía un mes y medio que yo había llegado a Torino, con muchos planes para bailar. De repente todo eso se derrumbó. De repente fue mirar para adentro. Fue súper interesante, un crecimiento personal para mi. Ensayar, ensayar todos los días, de lunes a viernes sin una meta en realidad. Es difícil sin tener un objetivo claro, a futuro. No dimos clases online. Estuvimos dos meses parados. Yo tenía algunos alumnos particulares así que daba clases particulares. Mi compañera de baile me daba hospedaje entonces siempre estuve bien. Solo la preocupación de sobrevivir a lo básico. En ese sentido me sentí súper afortunado porque tenía todo para estar bien. Incluso después no nos podíamos mover por la ciudad porque solo se podía salir a hacer compras. Entonces cómo Angelica mi compañera, vivía cerca, yo transformé mi cuarto que era enorme, en una sala de ensayos. Levantaba mi cama y la dejaba contra la pared. Sacaba los muebles afuera. Asi que estuvimos ensayando ahí un mes y algo.
-¿Creés que el arte es más respetado en España que en Argentina?
-En cuanto al respeto del arte, puede ser. Sí se valora más. En cuanto al dinero, en la calle.
Yo creo que está infravalorada porque incluso desde pequeños no tenemos esa cultura y arte, al menos en la danza en muy poco sitios se veía.
Yo me acuerdo que en la escuela siempre teníamos dibujo. No bailamos tango o danza folclórica.
Por eso siempre me gustó la semana de la juventud, ahí cada uno ocupaba un rol que nadie más iba a ocupar y estaban cada uno con sus tareas.
-¿Creés que la danza está infravalorada?
-El arte y la danza es lo más efímero qué hay. Ver un video de danza no es lo mismo que verlo en vivo. Eso es lo loco de la danza, es algo que sucede en el momento, ahora.
¿Qué es lo que vos pagás cuando dejás el dinero? ¿qué es lo que me estás dejando? ¿Lo que ves en el momento? ¿Mi trabajo? ¿Cuanto vale lo que estoy haciendo, lo que hago durando años, y años, estudiando y formándome?
Hay mucha gente que lo valora. Creo que el arte es una de las vocaciones más difíciles, no es como un trabajo como un médico o abogado. Por ejemplo en la pandemia lo primero que desaparece es el arte. Nadie va a poner plata si no es para comer, es algo que simplemente no te va a ayudar.
Tengo una anécdota en un shopping de Barcelona con una amiga. Nos sentamos a tomar algo. Mi amiga me preguntó si quería bailar ahí y claramente le dije que sí. Había una mesa de gente mayor que estaban comiendo, viéndonos bailar. Cuando terminamos la coreografía nos pedían que sigamos bailando. De forma graciosa les dijimos que sí pero que nos den algo a cambio.
Nos terminaron regalando unas cervezas para cada uno. También te puede pasar que podés estar bailando y que justo te esté viendo un representante y tiene un súper lugar o un teatro para hacer danza. A mi me ha pasado que conseguí clases o hacer eventos de estar bailando en la calle.
Por eso hay gente que se puede quedarse a mirar y no dejar nada o darte mucho dinero.
-¿Alguna vez tuviste pánico escénico?
-Nunca tuve pánico escénico, siempre fue adrenalina.
Antes de salir al escenario podés tener miedo pero arriba puede pasar cualquier cosa, aunque también eso es lo lindo del arte, de poder hacer propia una confusión arriba del escenario e improvisar la coreografía con una sonrisa. Además te queda la anécdota para contarla atrás del escenario.
-¿Cuáles serían aquellas cosas negativas de ser bailarín y cuáles serían las positivas?
-Las negativas son justamente que si no estás en un organismo oficial es difícil estar en blanco y tener una obra social.
Lo positivo son todas las oportunidades que te da, como conocer personas nuevas o viajar, que es algo que se lo debo al arte de bailar tango y a la danza contemporánea.
Estoy muy agradecido de lo que elegí, nada hubiera sido posible gracias al tango y a la danza.
-¿Tenes sueños por cumplir en cuanto a tu vocación o ya los cumpliste todos?
-Para mi es este (ríe). Mi sueño era viajar y es ahora mismo. Lo estoy viviendo. Siempre vivo el presente, el día a día. Siempre hay sueños por cumplir, siempre hay objetivos. Algo que me gustaría es encontrar una buena compañera que comparta mis mismos objetivos. Es muy difícil conseguir una pareja de tango, más que nada para armar un producto. Las parejas de tango que triunfan o son muy buenas son parejas estables de muchos años de construcción. Cinco años mínimo. El tango es una danza de a dos. Es un reto bastante interesante. Son muchos factores qué hay que tener en cuenta. No pierdo las esperanzas de que en algún momento pueda encontrar a alguien con quien compartir y cumplir mismos objetivos.
-¿Qué mensaje le darías a los jóvenes que tienen muchos sueños por cumplir?
-Tengo un poco más de experiencia así que les diría que siempre hay tiempo de volver para atrás. Porque siempre digo que si fallo siempre puede volver para atrás. Y después tener confianza, creer en uno mismo y no aflojar. Tener constancia y persistir. Perseverancia, disciplina. Es muy importante tener los objetivos claros. Siempre surgen las cosas. Tener los pies sobre la tierra o intentar. Y por último, siempre está bueno tener a alguien que te apoye.
Entrevistadoras: Luciana Pelle y Belén Moreno