El día 28 de mayo de 2019,
los alumnos de primer año de las tres divisiones (A, B y C) participamos de una
charla. La misma fue organizada en el marco del proyecto en el cual leímos la novela Frankenstein y lo
trabajamos en diferentes materias (Artística, Construcción de la ciudadanía, Ciencias sociales, Educación física y Prácticas de lenguaje) acerca de identidad, estereotipos, partes del cuerpo, materiales...
La señora Mabel Aristegui
vino a contarnos una experiencia personal: Ella estaba trabajando en un laboratorio bioquímico, debía esterilizar
las agujas, para eso las tenía que rociar con alcohol y prender el fuego,
cometió el error de salpicarse alcohol en el guardapolvo y
cuando se dio cuenta estaba toda
envuelta en llamas, entonces uno de los
doctores (dueño del laboratorio) vio lo que estaba sucediendo, agarró una
manta y la cubrió con eso para apagar el fuego.
En ese momento ella estaba embarazada más de 6 meses de su segundo hijo. La llevaron a la clínica que estaba en frente, la atendieron rápidamente e inmediatamente empezaron las curaciones.
En ese momento ella estaba embarazada más de 6 meses de su segundo hijo. La llevaron a la clínica que estaba en frente, la atendieron rápidamente e inmediatamente empezaron las curaciones.
Luego fue trasladada a un
hospital especializado en quemados en La Plata. Pasó el tiempo en la clínica
recuperándose hasta que llegó la hora de que naciera su bebé, en todo ese proceso iba a nacer por cesárea,
Mabel contó que estaba feliz, mientras la llevaban al quirófano se encontró
con su familia que estaba llorando ella no entendía porqué estaban así ,
cuando ya estaba lista para empezar le pusieron la primer anestesia cuando de
repente suena el teléfono y atiende la enfermera, ella no entendía nada de lo
que le estaban diciendo y la enfermera corta el teléfono y le dice a Mabel que
su bebé iba a nacer por parto natural,
ella se puso muy triste y todos sus familiares lo contrario . Lo que ella no sabía
era que si lo hacían por cesárea uno de
los dos, o ambos, podían morir. Finalmente
a los 29 años tuvo a su segundo hijo,
por parto natural.
Una vez que tuvo el bebé empezaron nuevas
curaciones y operaciones de injerto, para bañarla la tenían que colgar de un arnés, lo hacían con
agua fría y no podían secarla.
En las operaciones de injerto le sacaban piel
de la espalda y se las ponían en las partes quemadas con una rejilla. También
la ponían en cámaras y al verse reflejada en el vidrio se dio cuenta que sus
piernas eran completamente carbón.
Estuvo internada 3 meses y le dieron el alta. Su papá la llevaba todos los días a la kinesióloga para poder mover sus dedos y el resto de su cuerpo, a ella no le gustaba ir. Toda su recuperación duró 2 años, todo esto pasó cuando tenía 29 años, hoy hace mas de 35 años puede llevar su vida normal sin ninguna discriminación.
Estuvo internada 3 meses y le dieron el alta. Su papá la llevaba todos los días a la kinesióloga para poder mover sus dedos y el resto de su cuerpo, a ella no le gustaba ir. Toda su recuperación duró 2 años, todo esto pasó cuando tenía 29 años, hoy hace mas de 35 años puede llevar su vida normal sin ninguna discriminación.
La charla fue organizada por la profesora de construcción de ciudadanía, Natalia Spósitto Y de educación
física María Esther Garaventa.
Nos resultó interesante y creemos que sirve para darnos cuenta que la ciencia siempre debería servir para ayudar a las personas.
Luciana, Efraín y Hernán (1°
A)
Josefina, Mariana y Agustina “Tota” (1° B)
Josefina, Mariana y Agustina “Tota” (1° B)
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