Hoy en día somos concientes que el avance tecnológico de está volviendo parte de nuestra vida cotidiana. Actualmente estamos viviendo una gran revolución de la información sin darnos cuenta y sin conocer totalmente la tecnología que nos rodea, esos cambios hacen que tengamos que actualizarnos constantemente.
Las personas tenemos la obligación de conocer cada vez más sobre el funcionamiento de las tecnologías, ¿Por qué?, Si queremos estar en un futuro en un mercado laboral como en el que nos encontramos hoy en día, necesitamos y es fundamental estar actualizado. Estos avances se están agilizando, optimizando y perfeccionando algunas actividades que realizamos día a día, un ejemplo es el de la comunicación actual, en el caso de transmitir mensajes, imágenes, videos y todo tipo de documento desde todas partes del mundo por diferentes medios tecnológicos. También podemos ver como estos, se apropian tanto de nosotros, que estamos constantemente, en el trabajo, manejando, estudiando y en otras actividades pendientes de ellos y de las demás personas que lo utilizan. Un ejemplo, es el caso de una serie de Netflix, que muestra un futuro dónde los móviles manejan las categorías de las personas, quiere decir que eran calificadas según sus puntajes en las redes sociales. Podemos observar que las mayorías de las series o programas televisivos nos muestran un futuro dónde la tecnología nos sobre pasa, sin olvidarnos que nos estamos volviendo cada vez más ignorantes entre nosotros ¿Que queremos decir con esto? Que sentimos la necesidad de cambiar lo que tenemos por algo más nuevo, para no quedar afuera de "la moda". No solo cambiar porque queremos, sino también cambiar porque nos incitan a hacerlo, mediante productos que usamos cotidianamente, que cada vez rinden menos que antes, como es el ejemplo, de las bombillas de luz, que al principio duraban muchos años y como no daban ganancias, decidieron acortar su vida útil expresada en horas, y así fabricar muchas más. No solo en productos de la casa, sino también en la vestimenta, cada vez la tela era más frágil para que se rompa y compren más y más, creando así un nuevo modelo económico basado en generar riquezas a partir de una producción de bienes masivamente como por ejemplo el Fordismo, pero este modelo se debilitó y el nuevo cambio buscaba sobrevivir adaptándose a las sustanciales transformaciones que se registraban en nuestra sociedad, este modelo buscaba mayores beneficios y también la productividad del trabajo.
En estas existen dos factores que marcan una tendencia a lo largo de todo el modelo: flexibilidad y adaptabilidad, ambos elementos generan las posibles de las tecnologías de la comunicación y la información.
Chistopher Freeman señala: “ el cambio de paradigma económico puede contemplarse como el paso de una tecnología basada fundamentalmente en insumos baratos de energía (petróleo) a otra basada sobre todo en insumos baratos de información derivados a los avances en la microelectrónica y la tecnología de las comunicaciones”.
La información irme un costo relativamente bajo, su oferta es ilimitada y su potencial es de uso masivo, una particularidad del modelo económico radica en que sus principios no se queda solo en lo productivo, si no que se traslada al aspecto social y cultural de las comunidades.
La sociedad de la información no es solo una sociedad con información, si no una sociedad en que la información ocupa la totalidad de los espacios sociales, públicos y privados. En ella tanto cultura como tecnología dependen de la capacidad del conocimiento y la información para actuar sobre el conocimiento y la información en una red recurrente de intercambios globalmente conectados.
En él informaciónalismo el mercado vuelve a ser el escenario principal de la relación humana libre ya de las regulaciones estatales que les puso es Estado de Bienestar del paradigma capitalista industrial avanzado.
También debemos saber que la productividad es la capacidad de incrementar el volumen de producción a menores costos de riqueza de las naciones y la tecnología es el principal factor que induce a la productividad. Pero, la productividad no es un fin a sí mismo, productividad e innovación tecnológica están al servicio de la rentabilidad, son las herramientas que permiten acceder a ese objetivo básico y elemental del capitalismo: el beneficio. Por eso reiteramos, el informacionalismo es capitalismo.
Para entender este concepto debe quedar claro que cuando se habla de innovación no debe entenderse solamente un descubrimiento de alta tecnología, si no en muchos casos modificaciones mínimas formales o de procesos en un producto, que de ese modo es renovado y relanzado a la oferta competitiva. Un cambio de modelo, una modificación en el packaging, un agregado en el diseño, un servicio adicional, puede resultar una innovación para el mercado.
Para el especialista en management, Chan Kim, una forma de innovación tecnológica es la de crear lo que llamó “océano azul” del mercado, es decir no competir con otros por la misma demanda, si no generar demanda mediante creación de valor se impulse en la gente nuevas nuevas necesidades de consumo.
Consiste en que más empresas en lugar de pensar en sus clientes, piensen en sus no clientes y generar un mercado para ellos, un tranquilo océano azul sin competencia. Ese sería el paraíso de un mercado sin competencia como fruto de la innovación, una economía nacional es competitiva cuando puede enfrentar a las otras economías del mundo con posibilidades de imponer sus productos y para ello es necesario que sus costos y sus calidades sean competitivas, es decir bajo costo y alto nivel de calidad.
Una economía competitiva se vuelve rentable, obtiene beneficios en el mercado global, mediante la creatividad, los bajos costos, el sostén financiero y el grado de acceso a los mercados globales.
Una economía no competitiva, de altos costos o baja calidad por el retraso tecnológico, crece en ganancia y por ende se ve arrollada por los procesos de la economía mundial.
Cuando se menciona al nuevo modelo económico como una economía posindustrial, no está afirmando que no haya más industria, la manufactura industrial sigue siendo un factor importante del nuevo paradigma. Se entiende que el sector secundario de la economía, la industria ha dejado de ser el líder dentro de la nueva economía .
Esto no significa ausencia de industria si no el paso de la industria del primero al segundo lugar a la escala de importancia.
Las economías ricas se están desindustrializando paulatinamente, lo cual no significa que reduzcan su potencial de generar riquezas y se recurre al instrumento de la descolización: los industriales, van perdiendo espacio en el mundo desarrollado y se marchan a espacios del mundo periférico.
La economía de servicios hace que el lugar de los bienes los pase a ocupar el tiempo ya que los servicios suponen una relación entre seres humanos y no a una relación entre un hombre y una cosa. Es una clara demostración de la desmaterializacion que propone la nueva economía, donde lo que importa no es el bien físico si no el servicio que puede extraerse de ese bien, su componente inmaterial o cultural.
La gente ya no consume bienes por sus características materiales funcionales, si no por los significados que cada consumidor extrae de la posesiones de la mercancía, así es como la cultura ingresa de lleno a la economía. El consumidor ya no se pregunta “que quiero tener”, si no “ que quiero experimentar”.
Así hoy ya no se venden autos sino “ la experiencia de conducir”, no se vende fútbol sino “ la experiencia de la pasión”.
Afuera el analista Rolf Jensen que “hemos vivido como cazadores y granjeros, hemos trabajado en fábricas y ahora vivimos en una sociedad basada en la información cuyo icono es la computadora.
La estrategia de las empresas no es tanto vender, sino volver a venderle a la misma persona, establecer relaciones permanentes con sus clientes. De esta tarea se encarga el marketing.
Todo se consume y el consumo es parte del nuevo paradigma cultural: el reino del deseo.
El verdadero ombligo del nuevo paradigma ya no es la plaza pública de la modernidad, donde el pueblo se reunía en espacios abiertos y públicos, sino que lo constituye el centro comercial, territorio privado de encuentro, reino del consumo.
Camila Rositto, Ayelen Mailles, Sol Castro, Florencia Cerrudo
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